martes, 31 de enero de 2012

La paz


La paz es como decir un no a la guerra, a la maldad, a la violencia, al mal comportamiento... La paz es un día en el que no existe nada de lo citado antes y, un día en el que la paz, la felicidad, la amabilidad, la simpatía... ha de estar entre nosotros y debemos hacer uso de ella. Todos debemos hacer uso de ella para que todo funcione bien.
Pongo un poema de ejemplo:
"La guerra es el crimen estúpido por excelencia,
el único que no puede alcanzar
el perdón de Dios ni de los hombres".
"La guerra está contra la cultura,
pues destruye todos los valores espirituales."
"¡Señor! La guerra es mala y bárbara; la guerra
odiada por las madres, las almas entigrece;
mientras la guerra pasa, ¿quién sembrará la tierra?
¿Quién sembrará la espiga que junto amarillece?"
ANTONIO MACHADO.

LA PAZ

Aquí os dejo unos poemas para la paz:

Humildemente me esforzaré
en amar,
en decir la verdad,
en ser honesto y puro,
en no poseer nada que no me sea necesario,
en ganarme el sueldo con el trabajo,
en estar atento siempre a lo que como y bebo,
en no tener nunca miedo,
en respetar las creencias de los demás,
en buscar siempre lo mejor para todos,
en ser un hermano para todos mis hermanos.
Mahatma Gandhí


No basta decir:
"Yo soy de la Paz".
Y al llegar la guerra
ir al frente a matar.

No basta decir:
"Yo soy de la Paz"
sino hacer la guerra
a la guerra sin matar.

No basta decir:
"Yo soy de la Paz"
sino en altas torres
y techos gritar,
-y en medio de todos,
también, sin cesar,
hasta que muera la guerra-
Paz para todos,
Paz y siempre Paz.
Luis Lippens

jueves, 19 de enero de 2012

Romance


  
        ROMANCE DE JIMENA GÓMEZ
         Día era de los Reyes,           
        día era señalado,               
        cuando dueñas y doncellas               
        al rey piden aguinaldo,                 
        sino es Jimena Gómez,           
        hija del conde Lozano,          
        que puesta delante el rey               
        de esta manera ha hablado:              
        -Con mancilla vivo, rey,                
        con ella vive mi madre;                 
        cada día que amanece            
        veo quien mató a mi padre,              
        caballero en un caballo                 
        y en su mano un gavilane:               
        otras veces con un halcón       
        que trae para cazare:           
        por hacerme más enojo,          
        cébalo en mi palomare,          
        con sangre de mis palomas               
        ensangrentó mi briale.          
        Enviéselo a decir,              
        envióme a amenazare             
        que me cortará mis haldas               
        por vergonzoso lugare,          
        me forzará mis doncellas,               
        casadas y por casare,           
        matarame un pajecico            
        so haldas de mi briale.                 
        Rey que no hace justicia                
        no debía de reinare,            
        ni cabalgar en caballo,                 
        ni espuela de oro calzare,              
        ni comer pan en manteles,               
        ni con la reina holgare,                
        ni oír misa en sagrado,                 
        porque no merece mase.          
        El rey, de que esto oyera,              
        comenzara de hablare:           
        -¡Oh, válame Dios del cielo!            
        ¡Quiérame Dios consejare!               
        Si yo prendo o mato al Cid              
        mis cortes se volverane,                
        y si no hago justicia           
        mi alma lo pagaráe.             
        -Ten tú las tus cortes, rey,            
        no te las revuelva nadie;               
        al Cid que mató a mi padre              
        dámelo tú por iguale,           
        que quien tanto mal me hizo             
        sé que algún bien me haráe.             
        Entonces dijera el rey,                 
        bien oiréis lo que diráe:               
        -Siempre lo oí decir,           
        y agora veo que es verdade,             
        que el seso de las mujeres              
        que no era naturale:            
        hasta aquí pidió justicia,              
        ya quiere con él casare.                
        Yo lo haré de buen grado,               
        de muy buena voluntade;          
        mandarle quiero una carta,              
        mandarle quiero llamare.                
        Las palabras no son dichas,             
        la carta camino vae,            
        mensajero que la lleva   
        dado la había a su padre.               
        -Malas mañas habéis, conde,             
        no vos las puedo quitare,               
        que cartas que el rey vos manda                 
        no me las queréis mostrare.     
        -No era nada, mi hijo,          
        sino que vades allae.           
        Quedaos vos aquí, mio hijo,             
        yo iré en vuestro lugare.               
        -Nunca Dios a tal quiera                
        ni Santa María lo mande,                
        sino que adonde vos fuéredes            
        que allá vaya yo delante.

Mito

EL LEÓN DE NEMEA

El primero de los doce trabajos de Heracles fue matar al león de Nemea y despojarle de su piel.
El león había estado aterrorizando los alrededores de Nemea, y tenía una piel tan gruesa que resultaba impenetrable a las armas. Cuando Heracles se dirigía a cazar al león se hospedó en casa de Molorco, partiendo después hacia la guarida de la fiera.
Cuando Heracles se enfrentó a él por primera vez, usando su arco y sus flechas, un garrote hecho de un olivo (que él mismo había arrancado de la tierra) y una espada de bronce, todas las armas resultaron inútiles. La morada del animal tenía dos entradas: Heracles lo azuzó hasta que el animal penetró en ella, taponó una de las entradas y acorralándolo por la otra lo atrapó y lo estranguló metiéndole un brazo por la garganta hasta asfixiarle. (En algunas variantes, Heracles estrangulaba realmente a la bestia.)
Heracles llevó el cuerpo del león a Micenas para que lo viera el rey Euristeo, quien elegía qué tareas debía cumplir el héroe en el camino de los doce trabajos. Pero éste se asustó tanto que prohibió a Heracles volver a entrar a la ciudad, y le ordenó que de ahí en adelante le mostrase el fruto de sus trabajos desde fuera. Euristeo mandó a sus herreros que le forjasen una tinaja de bronce que escondió bajo tierra, y en la que se refugiaba cada vez que se anunciaba a Heracles, comunicándole sus instrucciones a través de un heraldo.
Heracles empleó horas intentando desollar al león sin éxito. Por fin Atenea, disfrazada de vieja bruja, ayudó a Heracles a advertir que las mejores herramientas para cortar la piel eran las propias garras del león. De esta forma, con una pequeña intervención divina, consiguió la piel del león, que desde entonces vistió a modo de armadura.

miércoles, 18 de enero de 2012

Bienvenidos al blog

Bienvenidos al blog de Mari y de Clara esperemos que os guste y lo iremos mejorando poco a poco, cuando tengamos bastantes entradas, podreis entrar y seguro que os encantará.
Un saludo.
Clara y Mari.